en el patio del hogar santa isabel, vigo

lunes, 6 de agosto de 2012

heridas, huesos rotos y alguna sonrisa

peñagrande hizo de mi una joven madre asusta pero con el coraje de cien madres casadas.

Reafirmó mis bases, esos pilares que sostienen nuestra vida y dan caracter de decreto a nuestras decisiones.

instauró en mí un sentimiento de soledad enfermiza que como marca de fuego en mi alma dudo que algún día consiga borrar del todo.

Dibuja alguna sonrisa casi imperceptible al recodar cuantas compañeras me tendieron su mano y a cuantas se las tendí yo.

Convirtió casi en obsesión idear siempre un plan B, C y hasta D para todo y no dar nunca nada por sentado.. mucho menos si es una ayuda "institucional".

Intentaron y muchas veces consiguieron hacer de mí una ciudadana de segunda o de tercera, hicieron que dudase de mi buen juicio, de mi valía, de mi honradez, de mi generosidad, de mi criterio, de mi fuerza, de mi alegría, de mi esperanza, de mi inteligencia, de mi sensibilidad, de mis ganas de luchar


Quisieron convencerme que por un paso erróneo mi destino estaba escrito y mis proyectos de futuro se quedarían en sueños del pasado.

Santa isabel quiso colocar la guinda del pastel llevando al extremo todo lo vivido en peñagrande y añadiendo de cosecha propia un sentimiento de mezquindad y misería que nada tenía que ver conmigo ni con mi realidad.

Pero no tuvieron en cuanta algo.. ninguna de las dos instituciones... yo soy hija de mi madre y como segunda madre tuve a la hermana ines, las dos me habían dado el cariño suficiente y me habían enseñado lo suficiente para que hiciesen lo que hiciesen despues en el fondo de mí siempre quedase la seguridad de saber quien era y que podía conseguir, sin falsas modestias y sin prepotencias.


Durante casi 30 años he hablado poco de peñagrande y practicamente nada de santa isabel.
Y vigo que puede ser una ciudad preciosa, para mí está vetada, porque solo escuchar su nombre se me enconjen las entrañas.

no perdono y no olvido, no perdono porque nadie me ha pedido perdón ni me lo pedirá y nunca olvidaré porque quien olvida está abocado a repetir los mismo errores y ni a mi peor enemigo le haría vivir aquello.



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