hay que hacerle a ana la prueba del talón.
a ana y a los últimos recién nacidos, así que un día varías madres nos vamos no se muy bien a donde a hacerle la prueba.
Una chica de madrid nos acompaña, ninguna monja lo hizo, una chica de madrid, nos guia por lineas de metro y calles hasta llegar al hospital donde le hacen las pruebas del talón.
es la primera y la última vez que ana sale por madrid. llevamos a nuestros bebes en brazos, suopngo que en el metro vamos dando un poquito el cante, cuatro o cinco chicas jóvenes con bebes en brazos.
a pesar de ser mediados de octubre sigue haciendo un calor horroroso y en el metro el aire acondicionado esta puesto como para convertir el lugar en el polo norte.
Yo llevo manga corta y una chaqueta, y me paso toda la mañana poniéndome y quitándome la chaqueta.
Tenía frío, tenía calor... todas me dicen que tenga cuidado con coger una corriente o coger frío porque no es bueno para la leche y el pecho.
Entramos en una cafetería con nuestras niñas y deprisa, de pie en la barra nos tomamos algo, a mi me convencen para que tome una cerveza sin alcohol, se supone que la cerveza sube la leche y yo estoy sequita y sin alcohol no le hará daño a ana.
Ese día si me sube la leche pero ese día también cojo frió y empieza otro calvario, algo que recuerdo cien veces peor que el parto.
Cojo una mastititis, el pecho izquierdo de repente toma tras toma se va convirtiendo en un monstruo.. ni la lolo ferrari aquella modelo italiana que años después se pondría las siliconas mas grandes del mundo tenía nada que ver con mi pecho.. era una cosa ... inmensa.
Digo algo?
no, no digo nada a ninguna monja, solo a mis compañeras.
Cada vez que le doy el pecho era una tortura china
poco a poco dejo de poder mover el brazo y llega un momento que hasta coger a mi chiquita se convirtió en una tortura además de miedo a que se me cayera.
mis compañeras estaban ahí, me ayudan en lo que pueden pero cada vez estoy peor, empieza a subirme la fiebre hasta que llego a 40 de fiebre.
Además estoy a punto de irme del centro, el centro por fin se cierra y a mi me mandan a vigo.
Tengo que preparar mis cosas atender a mi hija, darle de comer pero no soy capaz de mantenerme derecha.
finalmente mis compañeras me acompañan a ver a rosario.
un trauma de mi infancia son las inyecciones, solo ver una aguja... me muero, cuando era pequeña y el practicante venia a picharme a casa.. mas de una vez mi madre había tenido que sacarme de debajo de la cama.
le digo a rosario que me pasa, me mira el pecho tocármelo y pegar un alarido brutal es todo uno.
Tiene que ponerme una inyección de ... gamaglobulina, yo soy un desatre para los medicamentos, no me sé ni un nombre de un medicamento fuera del gelocatil, pero 28 años después gamablobulina es una palabra que me eriza todavía el pelo con solo escucharla.
Rosario me dice que duele que es una inyección que duele mucho
y empieza de repente... vuelvo a mi infancia, esta vez no me escondo debajo de la cama pero empiezo a dar vueltas a la camilla, rosario detrás de mi con la jeringuilla intentando convencerme de que me parase mientras sigue diciéndome que va a dolerme mucho.
lloro, lloro como una niña de cinco años
intento negociar lo innegociable porque en el fondo sé que es lo mejor para mi bebe pero no quiero más dolor.
rosario me dice "si has pasado por un parto que duele mucho más esto lo vas a aguantar, no seas niña"
hasta que finalmente acabo con su paciencia y se enfada
me quedo quieta llorando mientras me pone la inyección y me dice que tengo que volver mañana a por otra.
Me dice que tengo que seguir dándole el pecho a ana que ella tiene que "desatascarme los caños" , que tengo la leche cortada y tengo que sacarla de ahi.
le pregunto si no será mala para mi niña, para mi que no tiene que ser bueno que tome leche cortada.
me dice que no, que simplemente tiene que desatascarme y que podré seguir dándole el pecho.
me vuelvo a la cama, mi refugio, mi bebe al lado y de repente... vienen a buscar a mi bebe, esta noche... no dormirá conmigo.
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