en el patio del hogar santa isabel, vigo

lunes, 23 de julio de 2012

poco a poco vuelvo a ser yo.

El primer día estoy en la cama, me suben la comida, me levanto justo para ir al baño tambaleándome y para acercarme a mi hija.
Le digo a mi compañera donde tengo la ropa de ana y entre todas se ocupan de cambiarla, darle el biberón y mantenerla calmada.
ana que por fin vuelve a tener el estomago lleno duerme todo lo que había llorado, así que tampoco da mucha faena.
Por la noche una compañera embarazada se ofrece para llevarse a la niña a dormir con ella, es enfermera y ha trabajado con neonatos, pero a mi no me convence.. no la conozco ya me encuentro un poco mejor y mi bebe duerme a mi lado.. como tiene que ser.
Ana, mi bebe, ahora se despierta cada tres horas para pedir su biberón y luego duerme tranquila, la pobre, no debe de creerse que comer sea tan fácil y tan placentero, con todo lo que trabajó para sacar cuatro gotas de leche de su madre durante 19 días. 
Sin decirme nada mis compañeras van lavando la ropa que mancha ana.. en el 83 se usaban si o si pañales y picos de tela, como mucho pañales de celulosa para la calle.

Al día siguiente ya me levanto algo, bajo al comedor a comer e incluso me acerco un rato a la salita.
Empiezo a colocar nuestras cosas en el armario, pero sigo descansando mucho porque la fiebre sigue en una montaña rusa donde los picos son 40 grados y porque no da mas el termómetro.

Quiero ducharme... no me dejan, sor josefa me dice que ni de coña voy a coger frío y que no me va a quitar todavía la venda.

Tres días después de llegar anuncio que ya por fin no me duele el pecho al respirar, sor josefa me vuelve a mirar sin quitarme la venda.. está floja, el pecho está mucho menos inflamado y sin decirme nada me planta otra venda sin quitarme la que llevo, sin dejar que me duche y otra vez vuelve a complicarse eso que ahora mismo parece un capricho... respirar.

Ahora ya soy yo quien atiende a ana.
En el comedor hay una cocina pequeña donde las madres hervimos el agua y los biberones.
Mi chica está que no se lo cree no hace más que comer y dormir, apenas llora. 
Yo poco a poco voy estando mejor y voy enterándome de las normas del colegio, conociendo a las monjas y a mis compañeras.
Hay cosas de aquí que no me gustan.
en peñagrande ana jamás se quedaba sola, mi compañera y yo nos turnábamos para comer o para salir de la habitación, siempre alguna estaba con las dos niñas.
Aquí hay que bajar al piso de abajo a comer y eso implica dejar a ana sola, no puedo esperar a que alguien suba y bajar yo, porque bajamos todas juntas y todos los bebes se quedan solos.
Y si no bajo.. simplemente no como.
Mi novio retoma la costumbre de llamarme, ahora es todo más sencillo porque directamente cogemos nosotras el teléfono, pero poco a poco vamos haciendo las llamadas mas normales... ya no hay siete llamadas en un día.
Las cartas también llegan a diario o casi.
Mis compañeras siguen lavando la ropa de ana.

Por fin, casi una semana después de llegar sor josefa me mira el pecho, como todos los días aunque habría que decir que lo que me mira es la momificación que llevo en el pecho... la cosa es que una semana después por fin anuncia.... 
-te voy a quitar la venda.
por fin me puedo duchar.
el agua caliente es un bien escaso, escaso porque hay un termo eléctrico.. enorme, pero eléctrico y como todos los termos eléctricos su agua no es eterna.
Tengo tantas ganas de meterme debajo de la ducha que decido esperar a que todas estén duchadas, se vuelva a calentar el termo del agua y casi a la hora de comer por fin me meto debajo del agua sin prisa... creo que van a tener que llamar a los geos para sacarme de aquí.... bueno, eso o se acaba el agua caliente y ya salgo yo sola.

Todavía me obligan a estar un par de días mas reservada, sin bajar al lavadero ni a tender ni a la calle.

 

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