en el patio del hogar santa isabel, vigo

domingo, 22 de julio de 2012

muchas despedidas y un viaje duro

no recuerdo haberme despedido de nadie aunque supongo que sí lo hice.
Pero eran despedidas para siempre, sabíamos que era muy difícil que volviésemos a coincidir.
Cada una seguía su camino con pena por dejar afectos creados en mi caso durante varios meses, en otros durante años.
Incluso algunas eran madrinas de niños que seguramente no volverían a ver nunca más.

Se que llegamos a la estación del norte, de noche muy de noche y si no recuerdo mal cada una iba en un taxi.
Las dos teníamos capazo de silla pero no la silla en si, con lo cual los capazos se convertían en artilugios bastante incómodos de llevar.
Aterrizamos en la estación con un sinfín de cajas y maletas.

Yo me quedé sentada en un banco al cargo de todo aquello, mientras mi compañera iba a mirar como facturar el equipaje... ella había quedado de encargarse... lo que ni por lo más remoto se había imaginado con 17 años es que facturación tenia un horario y que no se podía llegar un rato antes de salir el tren con mil cajas diciendo "metamelas en el maletero" como si se tratase de un autobús.

Ella acarrea todos los trastos mientras yo me quedo con las dos enanas, cada una en su capazo.
finalmente encontramos nuestro compartimento en el tren.
es un compartimento para seis personas
En el hay una embarazada bastante embarazada que obviamente no era del centro, durante el viaje nos cuenta que está casada que vive en vigo pero que quiere que su hijo nazca en madrid y simplemente cada mes va a hacerse el seguimiento a madrid.

Alucina cuando nos ve entrar con todos aquellos trastos, que mi compañera poco a poco va acomodando con muy poca ayuda por mi parte... yo tengo más que suficiente con mantenerme derecha... sigo con 40 de fiebre.

Durante el resto de viaje cada vez que alguien asoma la cabeza al interior del compartimento se va con cara entre de asombro y de susto.
Cuando viene el revisor se echa para atrás.
supongo que si alguien más tenia billete para ese compartimento se fue de allí antes de que el virus del embarazo que debía de sentirse en el ambiente le contagiase.

Ella tiene amigos en vigo, de hecho el novio que la había dejado embarazada era de un pueblo de vigo, esto va a tener su importancia, porque ella habla con un amigo y decide que en lugar de bajarnos en vigo, que nos bajamos una parada antes, un amigo suyo nos recoge y nos lleva al centro... así nos ahorramos los taxis.

El viaje es una tortura.
ana siguiendo su costumbre... llora quiere comer y yo no tengo leche y cuando la pongo al pecho... instintivamente me aparto porque el dolor es tremendo.
mi compañera se duerme, ella le da biberón a su hija y se despierta el tiempo justo para darle el biberón a su niña, o si yo la despierto porque cuando lloran las dos a la vez yo no puedo atenderlas.
la chica embarazada me ayuda a darle por ultima vez el pecho a mi hija
mientras yo trato de recular ella me la mete más por el pecho pero ni así conseguimos nada.. finalmente ana se duerme supongo que agotada de tanto llanto. 
La noche, el viaje, pasa entre fiebre, cajas, llantos y charla con la chica embarazada que me distraiga de todos mis miedos... no me gustan los cambios y menos los cambios a lo desconocido.


recuerdo con especial cariño el momento en que recién amanecido y con ana despierta le enseñaba el paisaje gallego... como una niña tonta iba diciéndole "ana eso es un árbol y eso es campo.. verde", toda la familia de mi madre es gallega y vive en galicia y para mí fue conectar a mi hija a nuestras raíces mas profundas.
Fue un momento muy especial, aquel rato con mis dos compañeras de viaje dormidas y mi hija y yo solas yo hablando con ella como lo había hecho todo el embarazo, hablando como si me entendiese y contándole que aquella era la tierra de la abuela.. que aunque el pueblo estaba a cientos de kilómetros y en otra provincia seguía siendo la tierra de su abuela con su dulce forma de hablar.


cuando por fin llegamos a porriño, nos bajamos
y aquello fue el primer caos
primero hacia un frío de morir
segundo el coche no daba para llevar todos los trastos y a nosotras dos con las dos niñas, hubo un momento en el que mi compañera planeaba que yo me quedase allí y volver a por mi después.
finalmente no se muy bien como entramos todo y todos en el coche.


mientras tanto, mi novio había llamado al colegio, al hogar de santa isabel, se ve que se había puesto un poco muy insoportable diciendo que yo iba con 40 de fiebre... tanto que la superiora había ido a buscarnos a la estación de vigo, donde se suponía que teníamos que bajarnos y se tuvo que volver sola .. sola y enfadada.


finalmente llegamos al centro.
Era un chalet que en su momento tuvo que ser bastante bonito, tenia una entrada con una especie de rotonda en la parte delantera y una escalinata que daba a la puerta principal.
a un lado se veía un jardín bastante grande con un magnolio y una mimosa inmensas y con bancos para sentarse
el sitio se veía bonito y agradable.


ella salta del coche y sube las escaleras corriendo y pica al timbre mientras yo empiezo a sacar trastos del coche.


El recibimiento no puedo ser mas frío.
Lo que parecía un lugar agradable... se convirtió en una tortura.....

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